ROSAS AMARILLAS
¡Qué país generoso, viejo! Ni
pagando conseguís que te hagan bien las cosas.
Mirá que les dije a los pelotudos del salón que el malbec no iba en la
heladera. Probalo, esta frío. Y las minas que sirven arrastran los pies, fijate, parecen las azafatas del tren fantasma. Yo
pago, loco, lo que me piden, por la guita no hay problema. Quería para Norma lo
mejor de lo mejor. Cincuenta años cumple, y treinta que estamos juntos. ¿Viste
los ramos de rosas amarillas que hay por todos lados? Ni se lo esperaba, hasta
en los baños hay. Cuando nos juntamos y
nos fuimos a vivir a Grand Bourg, lo
primero que hizo fue plantar rosales amarillos alrededor de la prefabricada ¿Te
acordás de eso? Ella no quería festejar pero yo insistí y les dije a los chicos
que la convencieran. Se lo merece, fue una gran compañera pero ahora está
retobada. Viste cómo son. Les das todo,
porque vos sabés que yo le doy lo que me pide. La tengo como a una reina. Vos
conocés mi casa. Un palo verde viejo, eso me la tasaron. Vive como una gran señora, nunca laburó ni nada. Lo
único que le pido es que no me rompa las pelotas, hermano, y ni así podés estar
tranquilo. Espero que el maitre no haya entendido al revés y sirva el Chandon
tibio…éste es capaz. Norma vivió siempre
sin tener que preocuparse por la guita. Nunca le pedí nada, cuando la conocí le dije
“vos tenés que estar siempre arreglada porque así cuando paso a buscarte no te
tengo que esperar” Era la época en que yo manejaba el camión. ¡Cómo laburaba
entonces! Anduvimos por toda la
Argentina. Ella me acompañó muchas
veces, parábamos en hoteles de mala muerte sobre la ruta. Después ya sabés, lo del sindicato y eso. Pero
a ella nunca le faltó nada. Hace poco se me paró de manos. Norma digo. Si,
decía que quería irse al departamento de Punta del Este a vivir sola, que
quería hacer algo por ella misma. ¡Qué la reparió! ¿Y qué carajo hizo hasta
ahora? Cuatro hijos tuvimos. Si eso no
es hacer algo en tu vida, no sé…Fijate ese mozo, casi se prende fuego él en vez
de prender la pata de cerdo, qué boludo.
Le di plata para que se comprara
el vestido más caro, uno que la levantara un poco, como a las pendejas ésas, ¡Qué
buenas que están! y mirá lo que se puso, parece una viuda. Me lo hace a propósito.
Me provoca y yo entro siempre como un caballo. Antes de recibir a los invitados
la fui a ver a la suite de arriba, y me
estaba esperando con ese vestido de mierda, todo negro, abotonado hasta el
gañote. Era la viva imagen de la parca. Me agarró la tanada y la zamarreé un
poco, nada, de la bronca, y mirá la cara de culo que tiene ahora. Ni me acerco
a brindar, que brinde con los hijos. El otro día me amenazó con contar lo que
sabe. Lo debe haber sacado de alguna serie de esas que mira en la tele. Lo que
sabe. ¡Debe creer que sabe mucho la muy forra! Es así, viejito, gasté una
fortuna al pedo.
Ya me parecia que ese discrso ocultaba algo, 1ue ese matrimonio no era perfecto.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias. Abrazo.
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ResponderEliminarMuy bueno. Difícil escribir eso en primera persona
ResponderEliminarBesos Gra!
Gracias Frodo. Un beso.
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