domingo, 31 de julio de 2016

Y SIN EMBARGO SE MUEVE



Siento un gran alivio al saber que ya no hay nada que temer. Pero algo me dice que la historia sigue.
 ¿Por qué no abandono el rol de víctima ?
Los miro desde lejos. Son dos. Están apilados como en los ritos de la India en los que después de rendir los honores correspondientes, se enciende una gran hoguera. Acá no hay hogueras y mucho menos honores. Apenas una habitación  que yo conozco bastante bien  y los dos cuerpos inertes encima de una mesa. Me pregunto por qué estarán uno sobre otro. Desconozco la identidad del que está en la base de esta torre siniestra. Me intranquilizo. Una parte de mi dice-Ya está, se terminó-. Pero estoy sola y no es un buen signo. Siempre estoy sola. A la distancia (claramente decido apartarme) creo ver un deslizamiento. El cuerpo de arriba parece moverse. No parece, esto está pasando. Son como espasmos pero lentos y torpes.
-Y sin embargo se mueve- cuando me pongo nerviosa me acuerdo de frases célebres.  --Tranquila- me tengo que reponer.
 Estoy como clavada en el piso. Sucede lo que yo esperaba. Se pone de pie y se estira. Empieza a mirar alrededor. El terror me impulsa a escapar por el pasillo. Llego a la vereda pero incomprensiblemente no puedo avanzar. Es una cuadra y media. Me sofoco y el aire parece oponer una resistencia insalvable. Empujo como puedo sin mirar atrás. Tengo que llegar hasta la casa de Nené. Siempre me ha calmado su buen humor. La puerta está entreabierta. No puedo hablar pero ella entiende todo. Ignoro cómo lo hace. Me dice “ es normal”. 
-¿Cómo va a ser normal que un muerto reviva? –pienso pero no digo nada. No me conviene. Prefiero creer en Nené.
Con la alegría de siempre, me muestra la colección de ataúdes. Hay un montón. Están parados uno al lado del otro, apoyados en la pared. Las luces resaltan sus hermosos colores y los laqueados perfectos. Los hay caobas, tostados y unos casi negros con herrajes lujosos.  
También hay una serie de vitrinas pero no entiendo para qué son o qué es lo que muestran. No importa. A Nené nunca le importa nada realmente. Va por la vida así, livianita.  Me pregunto cómo hace. Finjo que está todo bien y se desacelera el ritmo de mi respiración. ¿Todo bien dije? Miro de reojo hacia la calle. Y si, parece que nadie ha reparado en el asunto.

Me despierto de golpe. Ya es de día.

1 comentario:

  1. Es lo que se dice una pesadilla.
    Me gusta la idea de contar Desde el Conurbano.
    Vengo desde el blog de Frodo.

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